jueves, 31 de enero de 2013

Europa, por más que lo intenta, no es innovadora, le falta tolerancia al fracaso

 "El 90% de los suicidios tiene un trasfondo o causa laboral"
Foto : Kim Manresa


"Europa, por más que lo intenta, no es innovadora, le falta tolerancia al fracaso" lo leo en una entrevista en  la Vanguardia a Simon Dolan , y creo que se ajusta perfectamente a la realidad

Vivimos en un entorno de incertidumbre creciente, donde la capacidad de adaptación al entorno va a determinar la viabilidad futura de nuestras empresas, y la forma de  conseguir llevar a cabno esta adaptación es la que siempre ha utilizado el ser humano y todas las especies para sobrevivir, la prueba y error, y en el viejo continente, todavía no está bien visto segun qué actuaciones en los profesionales como el fracaso o la asunción de riesgos, que en definitiva son la manera que tenemos de garantizar nuestra capacidad de adaptación.

Al menos, éso sí, conseguimos que la gente hable de ello y haga algun tipo tipo de autocrítica. Ya no está mal visto hablar de fracaso, aunque sí sufrirlo, pero al menos ya se puede hablar de ello; para dentro de 200 años habremos conseguido a lo mejor que se reconozca como una virtud en el perfil de un profesional.

En la entrevista, que recomiendo su lectura completa, nos habla el autor del nuevo paradigma laboral, donde hemos pasado de un modelo basado en la eficiencia (optimización máxima de los recursos) a un modelo basado en la eficacia (lo importante es conseguir los objetivos aunque debamos dedicar a priori más recursos de los necesarios), y es, creo que la primera vez, que oigo una afirmación que muchos pueden tachar de irresponsable, pero que tiene mucho de todo lo contrario.

En esta nueva era laboral, el profesional tiene que rendir, como es lógico, pero para ello hay que invertir en crear en su espacio laboral un entorno placentero que le ayude a dar sentido a su vida , a realizarse en definitiva; los trabajadores felices producen más, y lo que es mejor, transmiten a la organización y a sus consumidores ésa felicidad.

Cada ve más los profesionales tenemos que estar más cualificados para destacar de los trabajos mecánicos que por suerte desarrollan ya en su mayorías las máquinas cada vez más capacitadas, y ésa calificación la tenemos que alimentar día a día a través de estímulos que nos ayuden a estar mejor y hacer de nuestro trabajo un espacio de desarrollo personal.

Muy recomendable para mejorar en el día a día empresarial.

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Valores para vivir

Su padre era médico en el kibutz en el que él se crió. Habla siete idiomas, tiene pasaporte canadiense y residencia en España. Viaja constantemente y ha escrito cincuenta libros en 36 años sobre el trabajo, la salud y la felicidad; el último, Coaching por valores (Lid). Es un idealista emotivo y activo: su sueño es encontrar patrocinadores para hacer una cumbre a lo Davos en Barcelona sobre el futuro del trabajo. Como opina que un mundo más educado es un mundo mejor, ha creado un movimiento por internet (BookEducator) para dar a alumnos y profesores textos y libros gratis, y ha creado un juego de cartas que pone al descubierto y en orden los valores de cada uno.

Cuál es su proyecto personal?
Cambiar la mentalidad de los altos directivos haciéndolos conscientes de sus valores. Tu sistema de valores vertebra tu vida y pocos son conscientes.

Cultura es compartir valores.
Sí, por eso podemos hablar de cultura de empresa. Yo desarrollé mi modelo de coaching y dirección por valores observando la más habitual de las microempresas: la pareja.

Una empresa con altibajos.
Si quiere mantener una buena relación con su pareja, sorpréndala de vez en cuando, porque todo estímulo que se repite pierde la eficacia. Si tu pareja es como un mueble más de la casa, la empresa está quebrada.

Ya sabe: los años y el televisor...
... apagan la pasión, por eso hay que invertir en provocar emociones, que son la llave que mueve a las personas y renueva la pasión.

La pasión, ¿un valor empresarial?
La dinámica que puede explicar el fracaso o el éxito de una pareja es la misma para las empresas; y el paradigma ha cambiado: hasta ahora el mayor valor era el control, y ahora es la confianza.

Confianza y pasión.
Sí, porque si trabajas sólo por dinero, no puedes sostener la excelencia. Sin embargo, si conseguimos disfrutar, nuestro trabajo se convierte en un juego y el círculo se torna virtuoso: cuanto más me esfuerzo, mejor lo hago y más me gusta.

Cierto.
Cuando hay pasión, la curiosidad se dispara y la innovación llega de manera natural. Pero la innovación y la estupidez están muy cerca, porque para innovar hay que pensar diferente y puede que te tomen por imbécil. Europa, por más que lo intenta, no es innovadora, le falta tolerancia al fracaso. Y sin confianza, la innovación no funciona, la jerarquía no consigue innovación.

Apela a un gran cambio.
El fundador de Sony decía: "Primero he de satisfacer a mis empleados, luego a mis clientes y por último a los accionistas". Si los empleados están contentos, harán lo posible para satisfacer a los clientes, que comprarán el producto, y así los accionistas estarán contentos. Hay un dato que le va a sorprender.

...
La dedicación excesiva a la empresa es una de las principales causas de enfermedad y de muerte. El 90% de los suicidios tiene un trasfondo o causa laboral. Quien se dedica exclusivamente a dar valor a la empresa, a largo plazo, será un fracasado.

Mala palabra.
Pasamos más tiempo de nuestra vida trabajando que haciendo cualquier otra cosa. Todo lo que pasa en ese lugar llamado trabajo influye en nuestra salud física y mental. El gerente debe proporcionar a los trabajadores un lugar atractivo donde trabajar.

Pues no es el mejor momento.
Empresas punteras como Google ofrecen gimnasio, masajes y fiestas a sus trabajadores, y eso proporciona empleados leales y con pasión, lo que equivale a ganar. Los líderes de mañana serán los que proporcionen ambientes en los que la gente trabaje con más emoción.

¿Despertar emoción en una empresa?
En Brasil hay una empresa -que se ha hecho de oro- que ofrece profesores de educación física al pie de la mesa de trabajo, quince minutos de ejercicio y con mucha risa.

Brillante, sí.
El paradigma empresarial ha cambiado de forma radical. Antes, para sobrevivir tenías que ser eficiente (producir el máximo con los mínimos recursos). La empresa del futuro ha pasado de la eficiencia a la eficacia: has de alcanzar tus objetivos y para eso tienes que invertir más en recursos.

Deme otro ejemplo.
El hospital Albert Einstein, uno de los mejores de Brasil, ha contratado a un director de orquesta para crear una orquesta sinfónica de médicos, lo que les da energía y alegría.

Entiendo.
El Banco Real de Brasil pedía a sus empleados que eligieran una oenegé con la que colaborar un día laborable al mes. En la página web, los empleados compartían sus fotos y experiencias. Consiguieron más lealtad, más compañerismo y divulgar un valor fundamental: la generosidad.

¿Cómo imagina el futuro del trabajo?
Vamos a entrar en la era del pluriempleo mutante: constantemente dejaremos trabajos y nos incorporaremos en nuevos; tendremos un portafolio laboral para no depender de una sola empresa, y habrá incertidumbre.

Eso estresa.
El trabajo del futuro estará marcado por la digitalización, la globalización y la virtualización. El teletrabajo es imparable. Y vamos a competir entre nosotros y con las máquinas, cuyo nivel de inteligencia se equiparará al humano en pocos años.

¿Cómo entrena a los grandes empresarios y dirigentes mundiales?
Con herramientas, como un juego de cartas muy sencillo que he inventado (al que puede jugar toda la familia) y que te lleva a identificar y ordenar tus valores. A partir de ahí, haz lo que dices e infundirás confianza.
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